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En la mitología griega, Bía (en griego Βία o Βιη, en latín Vis) era la personificación femenina de la fuerza y la violencia. Era hija del titán Palas y de Estigia, y formaba parte del séquito de Zeus y Atenea junto a sus hermanos Zelo y Cratos y su hermana Nike. Participó en la lucha de los dioses contra los gigantes, y fue la encargada, junto con Cratos y Hefesto, de encadenar y cegar a Prometeo cuando este fue sorprendido robando el fuego de los dioses para darlo a los hombres.
Junto a Némesis (la venganza) era adorada especialmente en la ciudad de Corinto, en cuya acrópolis (llamada Acrocorinto) había un templo dedicado a ella y a Ananké, al que sin embargo no había costumbre de entrar.
Se la representaba como una mujer armada con una coraza, y, en la mano, una maza con la que mata a un niño.
Cuando Zeus estaba reuniendo aliados al comienzo de la Guerra de los Titanes , Estigia, motivada por su padre, trajo a sus cuatro hijos al servicio del dios. Debido a sus acciones heroicas durante la guerra, Zeus los honró y les dio grandes dones: A Estigia la designó como la diosa bajo la cual se le hacen los juramentos; y para sus hijos, los hizo parte de su séquito, siendo centinelas de su trono.
Los cuatro hermanos se ganaron el respeto de Zeus y se convirtieron en sus constantes compañeros. Casi siempre estaban a su lado cuando se sentaba en su trono en el Monte Olimpo, y tenían la tarea de hacer cumplir las órdenes de Zeus cada vez que necesitaba un acto de fuerza.
También fueron partícipes de la tifonomaquia y la gigantomaquia.
Bía fue la encargada, junto con Cratos y Hefestos, de encadenar y cegar a Prometeo cuando éste fue sorprendido robando el fuego de los dioses para darlo a los hombres.